Tu ruptura se siente como si el mundo se te cae en pedazos.
Tanto así que, aunque son dos cosas diferentes, muchas de lo que experimentas son síntomas similares a la de un trastorno depresivo mayor:
Poca energía
Tristeza/melancolía profunda
Apatía y desinterés
Pensamiento negativo excesivo.
Lo que más quieres en ese preciso instante es aliviar el dolor.
Un respiro del agotamiento psicológico por las emociones inundantes que surgen sin parar.
Sentirás que no funcionas en todas las áreas de tu vida: trabajo, vida social y casi todo el ajetreo que implica ser humano.
Aquí está el problema: tus males no se irán hasta que lidies con la causa raíz: tu aferramiento a la ilusión que todo mejorará o regresará a “la normalidad.”
Por eso la única forma de superar a tu ex es cuando tu deseo de seguir adelante con tu vida es mayor a la obsesión de no dejarle ir.
Nada más y nada menos.
Mientras tu dolor sea tolerable o puedas cauterizar tu aflicción te mantendrás en un limbo de incertidumbre.
Puede que justo eso buscas: alivio temporal mientras mantienes la ilusión viva.
La ilusión de que cambie de parecer
La ilusión de que todo vuelva a la normalidad
Es aquí donde crees que necesitas superar a tu ex primero para seguir con tu vida después.
La mayor parte del tiempo, es al revés: superas a tu ex cuando decides perseverar con tu vida.
Debes afrontar la necesidad profunda de continuar viviendo para restaurar tu vida de la pérdida.
Hasta que hagas un inventario del presente y reconozcas las posibilidades del futuro, seguirás atrapado(a) en un ciclo infinito de sufrimiento innecesario:
Quieres sentirte mejor, pero no estás dispuesto(a) a dejar de buscarle o escribirle.
Quieres dejar de sobre-pensar, pero pretendes seguir siendo amigos(as) inmediatamente después de la ruptura para mantenerte conectado(a).
Quieres volver a concentrarte y enfocarte en el trabajo, pero no estás dispuesto(a) a renunciar a las pequeñas cosas que te sirven de excusa para que siga el vínculo.
Parte de superar a tu ex involucra dejarle ir. Una y otra vez. En tu mente, en tus recuerdos, en tus reacciones instintivas a escribirle, en tu acechamiento por medio de redes sociales.
Debes saber esto a la vez: romper contacto a cabalidad no te hará sentir mejor de inmediato.
Experimentarás sensaciones de abstinencia como las de un adicto(a) cuando está siendo destetado(a) de su droga.
Estarás desesperanzado(a) antes de sentir un rayo de esperanza. La ruptura se hará real cada vez más. No habrá vuelta atrás. Es atemorizante.
El vacío en tu estómago será demasiado a veces.
También te darás cuenta que ese vacío puede proveer el espacio que necesitas para comenzar a reconstruir tu vida. Una vez más. Paso a paso.
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